Aprendi que la soledad no es estar solo, es estar sin ti, que la tristeza no es llanto, es tu recuerdo, que la amargura no es un mal sabor de boca, es aquel beso que no te di, que el dolor no son golpes, son miradas con las que heriste en mi alma. Aprendi que la muerte rozaba mi mano cuando creia de ti estar enamorado y asi vi aquel cementerio en el que descansa nuestro pasado ... eterno. . .
1 comentario:
Es muy triste y precioso.
Me gusta cómo escribes.
Un saludo.
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